Estamos viviendo unos tiempos de movimientos, desde el punto de vista empresarial, la crisis catalana está permitiendo que gran cantidad de empresas, más de las que realmente se está contando en los medios de comunicación instalen sus oficinas en Madrid.
Esto está ocurriendo por la incertidumbre que genera la situación en Barcelona, es algo que clama al cielo porque en realidad la gente de esta ciudad no quiere lo que está ocurriendo.
Cuando hablas personalmente con las personas que toman la decisión de traer sus oficinas a Madrid reconocen claramente que lo habrían hecho antes también porque el escenario de relación con las personas de Barcelona antes incluso de esta crisis ya era muy desagradable.
No quiere decir esto que todas las personas tenga que ser desagradables pero sí que hay una tónica general en los empresarios y directores de las empresas a la hora de explicar lo incómodo de encontrarse en escenarios dónde te hablan siempre en catalán sabiendo que tú no hablas catalán dónde hay un ambiente generalizado de comportamiento político incómodo.
Esto contado en estas breves líneas puede parecer banal, pero la realidad es que tiene un calado de dimensiones colosales.
El daño que se está produciendo en Barcelona consecuencia de algo que se viene arrastrando desde hace muchos años es de unas dimensiones muy difíciles de recuperar el gran beneficiado es Madrid pero no por ello quiere decir que esto sea bueno.
Cort Mcnamara