Los Inventores que salvan vidas

Dos jóvenes emprendedores Mark Webb y Jacqueline  Nguyen, amigos y estudiantes de toxicología y bioquímica de la Universidad de California en Berkeley (EEUU). Ahora, acaban de finalizar el desarrollo de la segunda generación, K2, que ya han probado en Filipinas, y buscan financiación a través de la plataforma de micromecenazgo Indiegogo.

Inventores

Más de cuatro millones de personas mueren anualmente en países en vías de desarrollo por culpa de algo tan básico como cocinar o calentar su hogar. Los hornillos rudimentarios, utilizados en muchas casas, causan problemas respiratorios debidos a la inhalación de monóxido de carbono o de las sustancias contaminantes que libera el combustible quemado.

KleanCook es un hornillo que quema basura –como plástico y biomasa– de forma segura, para que en países como China y Filipinas se pueda cocinar sin riesgo, a la vez que se calienta la casa. Además, convierte el exceso de energía en electricidad, suficiente para cargar un teléfono móvil. La cocina de los pobres no contamina y además carga el móvil. Gracias a las donaciones, podrán distribuir sus dispositivos entre las familias y comprar material para nuevos pilotos que permitan mejorar la tecnología, siempre y cuando alcancen la meta de 16.000 euros. Las enfermedades que provoca la inhalación de humo doméstico matan anualmente a más gente que el VIH y la malaria juntos. La clave del hornillo se encuentra en su ventilador, que fuerza la convección durante la combustión, para así aumentar la eficacia de la reacción química. De esta forma, el combustible se quema completamente, y obliga a que el monóxido de carbono, muy tóxico, se convierta en dióxido de carbono. Además, el aumento en la eficacia del proceso provoca que sea necesaria la mitad de combustible para generar el mismo calor, lo que también disminuye las emisiones. La guinda del pastel la pone un generador termoeléctrico que, además de mover el ventilador, transforma el calor sobrante en electricidad. Esto ha permitido que los filipinos puedan cargar sus móviles y ahorrar los 0,18 euros que cuesta cada carga, una cantidad no despreciable en algunos países.

De esta forma, K2 pretende ayudar a esos 3.000 millones de personas que todavía utilizan los hornillos tradicionales, con un ojo muy puesto en China. Tal y como explica la página web del proyecto, el gigante asiático ya ha intentado disminuir el impacto de las cocinas sin demasiado éxito, y está abierto a nuevas soluciones como esta, por lo que esperan que el Gobierno colabore con su iniciativa.

En cuanto al coste de fabricar un K2, y según asegura Mashable no llega a 13 euros gracias a los materiales con los que está fabricado. Sin embargo, se venderán a los distribuidores regionales por unos 20 euros, que a su vez los venderán por 40, un precio que el Gobierno chino considera aceptable.

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada


*