Resulta que en los tiempos que corren, no es posible decir lo que uno piensa con total libertad en un medio de comunicación .
Hoy, tenemos un claro ejemplo, con el periodista César Calderón, que tras escribir un artículo, que ahora vamos a comentar ha sido eliminado del diario Público.
Nosotros desde el invencible, creo, que no tenemos ningún problema en decir, que nos avergüenzan todos los líderes políticos, por lo tanto no nos ponemos ni de un lado ni de otro .
Ahora toca opinar, que el gobierno, probablemente tenga su parte de influencia, en que el diario Público, haya eliminado a este señor, cuando ha leído cosas, que no le gusta .
César decía lo siguiente.
Los trucos de Moncloa para sobrevivir a la pandemia
César Calderón
César Calderón es consultor político y dirige desde 2014 la compañía de consultoría Redlines. Ha dirigido campañas electorales tanto en España como en diversos países de América Latina. ‘Realpolitik’ es un intento de descodificar las claves del mundo político y electoral, aportando un poco claridad y transparencia a espacios normalmente oscuros.
Al parecer fue el presidente norteamericano Harry Truman, que a pesar de ser un superviviente nato no era precisamente ningún prodigio de virtudes éticas, el autor de una de las frases más terribles y no por ello menos bellas sobre la comunicación política y gubernamental: «Si no puedes convencerlos, confúndelos».
Y bueno, tras un mes de gestión política y comunicacional de la crisis del Covid-19 ya no es aventurado afirmar que nuestro gobierno, asustado por su falta de previsión en el origen de la pandemia, por el implacable número de cadáveres diarios, por habernos convertido en el país del mundo con mayor porcentaje de fallecidos y sobre todo por el cabreo creciente de la ciudadanía española, decidió a pasar a la segunda parte de la frase de Harry Truman, la de confundir, sin pasar por la primera, ya saben, la de tratar de convencer, que como todo el mundo sabe es mucho más engorrosa y desagradecida.
Y he de decir que, en este capítulo, el de generar confusión usando herramientas más propias de ilusionistas que de gobernantes, el gobierno ha sido particularmente prolífico. Aunque tengo serias dudas de que ese alto número de bombas de humo vaya a la postre a ser demasiado eficaz.
¿Y cuáles han sido esos trucos? Se preguntarán ustedes. Pues vamos con ellos.
El ‘Efecto Bandwagon’
El llamado Efecto Bandwagon es un conocido y estudiado sesgo cognitivo también llamado «efecto arrastre» por el que los seres humanos aceptamos automáticamente que cuando un grupo grande de personas piensan o se comportan de determinada forma, esa y no otra es la forma correcta de pensar y actuar y nos sumamos a la manada de forma gregaria, acrítica y en cierto sentido, oportunista.
Si miramos hacia atrás solo tres semanas, veremos cómo ha influido ese Efecto bandwagonen nuestro comportamiento ante el posicionamiento político de los diferentes partidos en esta crisis, que se puede resumir en una frase que habrán escuchado e incluso repetido ustedes mismos en distintas declinaciones, me refiero a la ya famosa: «La oposición lo que debe hacer es callarse y apoyar al gobierno hasta que pase la crisis».
No existe lógica alguna en esa idea, no responde a nuestro ordenamiento político-constitucional (la democracia no se suspende en medio de una crisis sanitaria y la oposición tiene una misión de control que cumplir), y ni tan siquiera nos beneficia, pero a pesar de todo ello (reconozcanlo) tienen en su cabeza esa falsa idea esculpida en bajorrelieve.
Tal es el poder del efecto arrastre y el gobierno lo ha usado en su favor maniatando a la oposición e impidiendo que cumpla su función constitucional so pena de ser acusados de crímenes de lesa democracia.
El relato de la pandemia
¿Cuáles es la idea que más relacionan con este periodo de cuarentena?
Estoy seguro de que una de ellas es que «Este virus lo paramos unidos», que responde a la campaña institucional del gobierno de España. Una bonita frase, sin duda.
Pero es mucho más que una frase, es la punta de lanza de un relato que ha corrido por todos los medios y canales de forma machacona durante el último mes convenciendonos de la importancia de nuestro papel para solucionar la crisis, llenando nuestros corazones de solidaridad, heroísmo y sentimiento de comunidad.
Según esa idea, repetida ad nauseam en una campaña institucional sin límite de gasto, no hay otra forma de parar el virus que no sea sumándonos no solo a las instrucciones sanitarias del gobierno, sino incluso a su visión política y económica de la crisis.
Solo así podremos ser incluidos en el lado del bien, la luz y la verdad, en el panteón de los héroes de los balcones evitando además caer en traición. Porque (y esto es fundamental) quien critique al gobierno nos critica a todos.
al es el poder de un relato bien trabajado y poderoso, cualquiera que no se una al gobierno (no al estado) en su justa causa se convierte en extraño, en sospechoso, en alienado. Y como todo alienado debe ser duramente reconvenido por la vanguardia del pueblo.
El tesauro de la pandemia
Las palabras son importantes, de hecho, son los sillares con los que está construida nuestra democracia, con ellas se pueden entronizar reyes y también destruir imperios.
Esa es la razón por la que Moncloa ha creado su propio tesauro para enmarcar y difuminar las palabras habituales en una situación de crisis como la que padecemos.
De tal suerte que el parón de la economía se ha convertido en «hibernación», los espacios de reclusión de los enfermos asintomáticos en «arcas de Noé» y el número de fallecidos en «la curva», por poner solo tres ejemplos.
Tal es el poder de las palabras, que quien las elige y populariza, domina el escenario.
Y no quiero entretenerlos más por hoy, por supuesto que hay muchos más trucos como ocupar los informativos con la imagen del presidente del gobierno sin límite de tiempo, manejar los datos oficiales para que se ajusten al relato, atacar a las CCAA para evadir las responsabilidades propias, ofrecer un «pacto de estado» con una mano mientras con la otra se atiza a la oposición… pero esos dan para otra columna.
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